Ir al contenido principal

Visiones de la mujer en Los Cantos de Cifar de Pablo Antonio Cuadra.

Pablo Antonio Cuarda/Foto: Jean-Marc "MM" De Coninck


Por Ulises Huete

Un libro de poemas es en esencia la escritura que objetiva diversos estados mentales poéticos que experimenta el autor. Estos estados poéticos aparecen en relación a la variedad de fenómenos que se perciben y se sienten en la vida. Los poemas nos pueden permitir expresar, comunicar y contemplar esas experiencias. Estas posibilidades amplían el horizonte espiritual de los que escriben los poemas y de las personas que los leen o escuchan si logran experimentar las visiones que presenta el poeta.

Los Cantos de Cifar son una recopilación de las visiones sentidas y pensadas por Pablo Antonio Cuadra sobre la vida de las personas que habitan El Lago Cocibolca. Y aunque el protagonista principal es el pescador Cifar, a lo largo del libro se observa la presencia relevante de la comunidad de pescadores en su diario quehacer. Cada poema es una estampa en la que Cifar u otro personaje realiza una actividad propia de la navegación y todo el conjunto de poemas es un mural que narra las aventuras de los pescadores.

En esta obra, la extensión del lago con su oleaje, las isletas, los vientos y el cielo son el escenario de lo posible, del azar, del destino, de la fortuna, de lo adverso, de la compañía y la soledad que experimenta el ser humano a lo largo de la vida. Pero también todos estos elementos de la naturaleza son símbolos de otras cosas. Por ejemplo, el lago es el líquido amniótico en donde se gesta el pescador y también es una causa de muerte, es un puente entre las islas, pero también es el camino hacia lo desconocido. En el siguiente fragmento podemos apreciar esa fuerza metafórica que vibra a través de todo el libro:

Dijo la madre a Cifar:
     -¡Deja las aguas!
Sonó Cifar el caracol
y riéndose exclamó:
      -El Lago es aventura.
      -Prefieres, dijo ella,
lo temerario a lo seguro.
         -Prefiero
lo extraño a lo conocido…

Este poder metafórico está planteado desde la caracterización del protagonista: un pescador poeta. A través de los cantos del pescador, vamos recreando el paisaje lacustre con sus isletas, vamos vislumbrando un sentido que va más allá de lo descriptivo y vamos evocando con naturalidad esa dimensión mítica de la navegación que se ha sedimentado en nuestra imaginación, conocimiento y sensibilidad a través de otras lecturas que son parte de nuestra memoria. Leemos y sentimos los ecos de La Odisea, de Moby Dick, de El Viejo y el Mar y de toda la mitología de navegantes que la fantasía y el deseo humano han erigido para proyectarse en la extensión del mundo. Cifar es un humilde pescador del Lago Cocibolca con el que nos identificamos porque su vida, así como la nuestra, es una constante búsqueda entre los vaivenes de las circunstancias, pero además, es un poeta que canta la experiencia confusa, dolorosa y a veces gozosa de la existencia.

Uno de los motivos que más prevalece en el libro es la mujer. Varios de estos poemas son como pinturas impresionistas en las que se capta el resplandor fugaz de su presencia. En estos retratos la mujer es el centro de la composición y el paisaje del lago queda recortado tras de ella en un segundo plano porque toda su sensualidad se impone sobre la densidad del trópico. El tono de estas composiciones es contemplativo. La mujer aparece de súbito, revuelta entre las aguas, atravesando el paisaje o reposando en la arena, su figura tiene suaves contornos que se mezclan con la luz del día, del crepúsculo o de la luna. Estos poemas son epifanías eróticas que recrean momentos cotidianos en donde Cifar percibe a una mujer como en los versos siguientes:

¡Ya era tarde! Como una Y griega
escarlata escrita sobre mi sueño
la vi desnuda correr
y hundirse entre las olas.
Hablo de Inés.
Siempre hablo de Inés
cuando la triste y vesperal estrella
baja a las ondas
y su  desnudo ardor baña en las aguas.

Hay otros poemas que son episodios de desencuentro en donde se muestran los sentimientos de soledad y frustración que se experimentan en las pasiones amorosas. En estos poemas se registran el anhelo de la mujer entre vista y ausente, la discordia con la pareja, la nostalgia de su compañía o el desengaño amoroso. Eufemia es el personaje que representa las relaciones tormentosas. Hacia ella confluyen un irresistible deseo y un permanente fracaso. Estos temas pudieran parecer trillados, sin embargo, su fuerza poética consiste en la eficacia metafórica con que el autor nos muestra esas íntimas derrotas del protagonista que nos permiten conocerlo en su debilidad. Así como el paisaje puede ser el espejo de la esplendorosa desnudez de la mujer, así también es la imagen del abatimiento. Veamos un ejemplo:

Miro las olas furiosas y los vientos
negros de Octubre ¡a  qué horas
preferí este tiempo implacable
a la furia de Eufemia!
¿A qué puerto voy, a qué tumba
me lleva este chubasco perro?
Cuánto mejor aguantar
tus gritos, Eufemia; cuánto mejor
tu cólera, tu desgreñada
ira en la madrugada
que esta furia de las olas y estos gritos
bajo los rayos y los vientos!         

Dentro de los diversos aspectos del motivo femenino, se presenta un tipo marginal de mujer: la prostituta. A diferencia de la mirada contemplativa hacia las muchachas de las islas, envueltas siempre en una atmósfera sutil, o de la tempestuosa relación con Eufemia, en una mujer discriminada Cifar encuentra un espacio intermitente de satisfacción. En ella se aúnan la belleza y la aventura, dos pasiones del pescador. Ella aparece en diferentes circunstancias: en una lancha de transporte con varios pasajeros que están de fiesta, en el deseo de Cifar cuando atraviesa las aguas agitadas rumbo al puerto donde ella le espera, en la cárcel a donde le lleva comida, en el cortejo fúnebre de otra prostituta. Sin discriminarla por su condición, Cifar la presenta de manera positiva y le canta a su hermosura:

Canción de la naciente Luna

Una mujer desnuda
       ahogándose –grita-
       en las aguas.

                    Al recogerla
                    en la lancha
                    sus pezones tiemblan.

No se me borre nunca
esta hora, cuando
la naciente luna
iluminó a Mirna
en mi barca!

A lo largo del libro encontramos otros tipos femeninos. Hay un poema que se llama La isla del encanto en donde se presenta una especie de mujer fatal. Su nombre es Carmen y varios pescadores visitan su isla. Alrededor de ella se teje una mitología: tiene un efecto pernicioso en los pescadores que la frecuentan, los deja jugados de cegua, fuera de sí, pero siguen llegando porque no se resisten a su encanto. En La isla de la mendiga la mujer aparece como personificación del misterio. Este poema es la historia de una anciana que habitaba una isleta abandonada. Los pescadores que pasaban cerca en la noche la miraban en harapos y la escuchaban pedir limosna. Uno de ellos rompe su lancha contra su isleta y desaparece. En este texto se combina un relato fantástico con una alegoría de la muerte. También aparecen poemas dedicados a mujeres de su familia como su esposa, su madre y su hija. Sin embargo, el tema familiar no tiene el mismo énfasis porque a través del libro se destaca el espíritu aventurero de Cifar, aunque hay poemas que cantan la nostalgia del hogar y su calidez en contraposición a la soledad en la intemperie del lago. Todas estas composiciones están tejidas con un principio metafórico que trasciende los referentes del lago y la pesca, de allí su capacidad seductora y evocadora de otros asuntos vitales. Para finalizar, quiero mencionar un poema que desentona del resto del libro porque no es la voz propiamente de Cifar la que canta sino la de Pablo Antonio Cuadra. Este enigmático y sugerente texto podría ser el testimonio del impulso poético que impregna todo la obra y que también es expresado a través de la figura de una mujer. Les dejo el poema.

 Mujer reclinada en la playa

No ajena a la melancolía
Casandra me profetiza la gloria
y el dolor, mientras la luna

emana su orfandad.
Todo parece griego. El viejo Lago
y sus hexámetros. Las inéditas
islas y tu hermosa cabeza
-de mármol-             
mutilada por la noche.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Silvio Rodríguez, pintor de canciones

Por Ulises Huete Desde mi adolescencia escucho a Silvio Rodríguez sin que mi gusto e interés por sus canciones se desgaste con el tiempo. Sus melodías, sus imágenes y sus pensamientos, magistralmente trabados en sus mejores composiciones, siempre tienen algo significativo que decirme o recordarme sobre los temas que abordan. Yo escucho las canciones de Silvio por la misma razón que leo poemas: para enriquecer mi entendimiento de la vida y para deleitar mi espíritu. La obra de Silvio es prolífica y diversa, sin embargo, hay álbumes que se destacan más que otros. A mi juicio, uno de sus más logrados trabajos es Mujeres (1978), su tercer disco, que es una colección de canciones en donde las letras, los tonos, el colorido, la atmósfera y la música alcanzan un elevado lirismo. Diría que son composiciones impresionistas, si es válida la analogía entre ese estilo de pinturas y la textura de estas piezas musicales. Este es uno de los mejores ejemplos contemporáneos de poemas es

La inspiración para actuar: Invictus.

El cine como disciplina creativa no sólo es ficción sino también interpretación de la vida. El film Invictus nos revela parte de la estrategia que implementó Nelson Mandela para iniciar el proceso de unificación entre blancos y negros sudafricanos bajo un solo proyecto de nación después de la abolición del apartheid, una de las infamias más vergonzosas de la historia contemporánea. El argumento se desarrolla durante la Copa Mundial de Rugby realizada en Sudáfrica en 1995. Mandela, un visionario político, se acerca al capitán del equipo nacional de Rugby, Francois Pienaar, para motivarlo en la competencia por el campeonato. Morgan Freeman encarna la inteligencia y la sabiduría del presidente Mandela durante una etapa de transición llena de fricciones. Las profundas reflexiones sobre el liderazgo en la actuación de Freeman contrastan con las prolongadas secuencias del juego de rugby que no logran transmitir plenamente la emoción de una competencia de copa mundial. Matt Damon consigue car